El agua llegaba hasta el pueblo conducida a lo largo de la reguera. A su paso alimentaba fuentes y huertos.
Después de treinta años, hoy, el pueblo de Madarcos ha comenzado a limpiar la reguera para abrir camino al agua. Según trabajan, recuperan mucho más.
Dicen que siembran presente y regarán futuro.
Cuentan que las violetas son como orquídeas… y no escuchan la voz del desaliento.